La vacunación que zarpó de España.
Un día como hoy, la corbeta María Pita zarpó de A Coruña con 22 niños huérfanos para ser los viales en los que conservar la vacuna antivariólica.
Hoy en día, “la viruela” suena lejana, tanto que fue declarada oficialmente erradicada en 1980 por la OMS, hace ya casi 40 años. Pero a comienzos del siglo XIX, la décima parte de la población sucumbió a la enfermedad. El imperio español de aquella época no estaba limitado sólo a la península ibérica, y las epidemias asolaban todo el imperio a un lado y al otro del océano. Transportar la vacuna en travesías que duraban meses, era imposible.
De esta forma, el Dr. Francisco Javier Balmis ideó una forma de transportar la vacuna hasta América, sin que ésta perdiera su capacidad inmunizante y fuera eficaz. Utilizó a 22 niños huérfanos que no habían padecido la enfermedad, ni habían sido vacunados previamente. La vacuna de la viruela se inoculaba en uno de ellos, a los 10 días a partir de los granos que le salían se obtenía la denominada “linfa” que servía para inocular a otro niño, y así sucesivamente. Tras la inoculación quedaban completamente inmunizados, de modo que el número de niños y el que estuvieran totalmente sanos durante toda la travesía era de suma importancia. En este punto, Isabel Zendal, directora de la Casa de Expósitos de La Coruña, toma un papel más que relevante. Isabel era enfermera y se unió a la expedición con el propósito de que todos los niños estuvieran atendidos y al llegar a América fueran acogidos por una buena familia. La expedición, auspiciada por el rey Carlos IV, dirigida por el Dr. Francisco Balmis y con el Dr. José Salvany como vicedirector debía transportar la vacuna de la viruela a las colonias manteniendo el virus vivo en una cadena con el método del "brazo a brazo". Era la primera vez que se hacía, y todo parecía estar en contra.
La historia española de la vacuna de la viruela ha tenido poco reconocimiento, y el papel de Francisco Javier de Balmis, José Salvany e Isabel Zendal en la vacunación, es poco conocido.
Lo que hoy consideraríamos una salvajada, fue un gran hito para llevar la vacuna de la viruela al continente americano primero, y a todo el mundo después.
La expedición filantrópica o "Expedición Balmis", consiguió dar la vuelta al mundo entre los años 1803 y 1814 con el objetivo de que la vacuna de la viruela alcanzase todos los rincones del imperio español.
“La viruela llego en nuestros barcos y en ellos debe llegar la solución” decía Balmis.